La tarde del primer domingo de junio Lucena volvió a vivir la solemnidad del cuerpo y la sangre de Cristo, la procesión más grande para los cristianos puesto que el mismo Cristo vivo salió por las calles de la ciudad cobijado en custodia de fina orfebrería.
Un día que brilló más que el mismo sol aunque no fuera en jueves y sí en domingo y que contó con un amplio cortejo de representaciones de todas las cofradías lucentinas tanto de penitencia como de gloria así como sacramentales, adoración nocturna, niños vestidos de primera comunión haciendo sonar sus campanitas, el clero local al completo, los maceros que anunciaban al poder civil de la ciudad y, cerrando, la banda de música de Lucena.
Un día espléndido con altares domésticos y otros montados por cofradías en las puertas de sus templos y del cual nos trae buena cuenta nuestro compañero @gitanitofotografia @gitanitophoto con su galería de fotos.
