La Comisión de Patrimonio de la Delegación de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía ha informado favorablemente acerca de las obras de conservación y mantenimiento previstas en la cubierta de la capilla del sagrario de la iglesia parroquial San Mateo Apóstol de Lucena.
Los trabajos se realizarán en dos fases diferenciadas. En las cubiertas de la capilla se van a retirar residuos orgánicos, como aves muertas y deyecciones y se van a colocar tejas mal puestas, sustituyendo las que estén rotas por otras de características similares, siguiendo el orden de colores que tiene la cubierta. Igualmente, se van a reparar posibles fisuras por las que pueda entrar agua de lluvia y se va a limpiar la zona afectada en su parte interior.
En cuanto al balcón de la fachada principal, se van a sustituir las losas de barro que lo conforman por otras de similares características.
La iglesia de San Mateo de Lucena está declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, y está inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
Está ubicada junto al castillo, antiguo palacio, en el centro de Lucena. Se trata de un edificio exento, que recae a la plaza Nueva, plaza de San Miguel, pasaje Cristo del Amor y calle La Villa. La plaza Nueva es un espacio abierto en el siglo XVI sobre la trama de la ciudad medieval, presidido por la iglesia y el Ayuntamiento, que sustituyó en los años 70 a las antiguas Casas Consistoriales. La intensa renovación urbana que ha experimentado Lucena en las últimas décadas ha alterado la fisonomía del entorno con edificios de vivienda de nueva planta.
Se trata de un templo de gran tamaño, con tres naves terminadas en la cabecera en sendas capillas cuadradas que se cubren con bóvedas de nervaduras. Tras la capilla mayor existe un pequeño ábside de planta rectangular, en el que se aloja el retablo mayor, cubierto también con bóveda de nervaduras cuyos plementos en piedra fueron pintados por Antonio Mohedano con motivos de ángeles.
La Capilla del Sagrario, que se comunica con la iglesia a la altura del segundo tramo de la nave de la Epístola a través de una portada de mármoles polícromos con minuciosas labores de embutido, es una obra señera del Barroco andaluz, diseñada por Leonardo Antonio de Castro ejecutada entre 1740 y 1772. De planta octogonal, en alzado se levantan cuatro robustos machones, a modo de grandes pilastras con hornacinas. Sobre ellas montan las pechinas de amplia base que sustentan el tambor perforado por ventanas y la cúpula gallonada.
Lo determinante en la configuración de este espacio es la decoración. Sobre un zócalo de mármoles rojos de abultados placados de perfiles geométricos, surge una espesa red de yeserías que se elevan hasta la cúpula en la que se concentra el mayor abigarramiento de motivos. El fondo está pintado en azul, en contraste con el blanco de las yeserías y las aplicaciones de dorados. Entre este rico revestimiento ornamental se despliega un completo programa iconográfico, alusivo al Sacramento de la Eucaristía. En el centro de la capilla se encuentra el tabernáculo de madera, levantado sobre cuatro altares. Es una estructura abierta con arcos de medio punto sobre originales estípites calados con ángeles y sinuosas rocallas.
En el exterior de la Iglesia destaca también la Capilla del Sagrario, sobrio volumen adosado constituido por un cuerpo bajo octogonal, desde el que arranca otro cilíndrico en el que se abren ventanas de medio punto enmarcadas por molduras y golpes de hojarasca, y la cubierta con tejado cónico de tejas vidriadas polícromas. La torre, situada a los pies de la nave del Evangelio, es un delgado prisma con dos cintas de imposta que la dividen en tres cuerpos. Se corona por chapitel a cuatro aguas.
El templo posee tres portadas. La de la Virgen, orientada al norte, consta de un vano de acceso adintelado de perfil mixtilíneo sobre el cual se sitúa un frontón curvo en cuyo tímpano, bajo dosel calado gótico, figura una escultura de la Virgen con el Niño. La portada de San Miguel o del Sol, orientada al sur, es de composición similar a la anterior, aunque la cardina gótica que aparece como elemento decorativo en la de la Virgen, es sustituida aquí por grutescos renacentistas. Ostenta el escudo de la Casa de Comares flanqueado por figuras femeninas y en el tímpano la imagen de San Miguel. A los pies del templo, en la fachada principal, se abre la portada de San Mateo entre dos gruesos contrafuertes destinados a contener los empujes de las bandas de los arcos formeros. Esta portada, cuya traza se atribuye a Hernán Ruiz II, ofrece un ingreso en arco de medio punto decorado con grutescos y con medallones con bustos en las enjutas. El vano de ingreso se flanquea por pares de columnas sobre las que hay pequeños frontones con las representaciones de San Pedro y San Pablo. Se corona el conjunto por un gran arco, a modo de venera, en cuyo centro se encuentra la representación escultórica del titular del templo.