Y la tarde se fue apagando, pero pudo besarte en la cara, iba cayendo la noche, el azul lo inundaba todo que con los rojos de tu manto se mezclaba formando la más bella paleta de color para que la noche fuera pintando tu belleza. Tú, Purísima, en la vuelta complicada, gallardía de hombres valientes, flores y más flores, fuegos que volaban al aire, color y más color, rojos, azules, blancos, piedra de muros agustinos donde las madres tras sus celosías te aguardaban.
Derrochaste el agua bendita de tu nombre por la calle donde las aguas se debordan, el cortejo se desmonta y el pueblo te hace suya. La calle del Peso, el himno, las coplas populares, fandangos y más fandangos, con clase, de Lucena.
Se abre la plaza Nueva y la oscuridad de la negra noche es rota por el multicolor de los fuegos, suena el himno una y otra vez, el gentío se agolpa, aprieta porque nadie quiere perder la vista de tu cara, llegas de nuevo a las puertas del templo, sin prisa pero sin pausa y vuelves a posarte en el suelo, el sueño se hizo realidad y Lucena pudo volver a verte pasear por sus calles.
Nos quedan nueve días de novenario en tu honor y, de nuevo, el sábado, volverás a bajar para recibir el beso que más quieres, el beso de tu pueblo.
Texto y fotos: @gitanitofotografia @gitanitophoto para Videoluc TV.