Desde más de media hora antes de las doce de la mañana ya se oían los sones de la orquesta con los últimos ensayos antes del comienzo de una de las misas más hermosas que existen en el panorama musical no solo andaluz, español, más bien. Entre los muros de San Mateo resonaban los sones de la misa del Campo Andaluz y, que bien traída siempre esta misa, tras setenta y cinco años coronada en la homilía el señor Obispo de Córdoba volvió a hacer hincapié sobre el patronazgo de María Stma. de Araceli sobre el campo andaluz y de lo cerca que se está de conseguir, oficialmente, dicho título que dentro de muy poco será toda una realidad.
Sones andaluces, el martinete de la fragua, las llaves de la ciudad para la alcaldesa perpetua y reina absoluta de los predios lucentinos, la parroquia repleta, el primer domingo de mayo ya espera a que las puertas de San Mateo se abran a las seis de la tarde para que el cañón de luz de la tarde ilumine a la Virgen sobre su trono y, a las ocho, se oirá ese ansiado “¿estáis?” Que llevará a la Virgen al sol último de la Plaza Nueva para inundar a Lucena de bendiciones del Altar del Cielo.
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