El ayuntamiento de Lucena destinará cerca de medio millón de euros a la reparación de calles y a labores extraordinarias de limpieza

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Tras la tromba de agua registrada en Lucena que dejó más de 50 litros por metro cuadrado en menos de una hora, tuvo lugar una Junta de Portavoces extraordinaria para valorar los daños de la tormenta.

Según los portavoces de los distintos grupos políticos, no ha habido que lamentar ningún daño personal y sólo daños materiales, en viviendas, vehículos y negocios.

También se han reventado distintos colectores de la red pública de agua por lo que el suministro ha perdido fuerza en distintas zonas de la ciudad.

El Servicio de Emergencias 112 Andalucía atendía más de 40 incidencias en nuestra ciudad debido a las fuertes lluvias. La mayoría  de los avisos hacían referencia a anegaciones de viviendas, locales, sótanos y problemas en la vía pública como la presencia de balsas de agua e incidencias en la red de alcantarillado.  Según la Junta de Andalucía, las fuertes lluvias han provocado anegaciones de viviendas también en los diseminados de Los Piedros, junto a la carretera A-3131 y de manera puntual en otros municipios vecinos como Puente Genil y Moriles.

Desde el centro coordinador de emergencias se dio traslado a bomberos, Policía Local, Guardia Civil y Servicios Municipales, que se afanaron en la coordinación y respuesta de las múltiples incidencias ocasionadas por la lluvia desde las 15:15 y las 17:00 horas cuando se concentraron los avisos al 112.

El alcalde de Lucena, Juan Pérez,  realizaba balance de los daños ocasionados en la ciudad a consecuencia de la tormenta.

El concejal delegado de Urbanismo, César del Espino, indicaba que la presa del Maquedano  se ha limpiado tanto este año como el anterior, y ha hecho su trabajo. El problema, dijo, ha estado en la intensidad de la tormenta y a que ha arrastrado ramas y resto de olivar que ha taponado la canalización.

Lucena amanecía hoy cubierta de un manto de barro marrón y de vecinos que no dejaban de limpiar sus comercios y sus fachadas, en el día después de una jornada  en la que el asombro dio paso al miedo al ver las calles convertidas en auténticos ríos.