El Primer viernes de la cuaresma, el primer viernes del ayuno y la abstinencia aún mezclado con los últimos coletazos del carnaval, cuando aún don Carnal no quiere marchar, doña Cuaresma ya le va cortando las patas y las alas con su incienso, su rigor y con los primeros actos piadosos de penitencia y recogimiento por nuestras calles.
En la noche del primero de los viernes de cuaresma, el Señor arrodillado y humillado tras el castigo de la flagelación es portado sobre los hombros de sus portadoras para que se desgranen una a una las estaciones del vía crucis.
Un recorrido que lo llevó por antiguas calles, hoy casi irreconocibles de cuando aquella Lucena era antigua, pero que aún así nos ha dejado estampas irrepetibles con esta personalísima imagen de Pedro Muñoz de Toro que recorrió calles tan lucentinas como Vera Cruz, Capote, Corralás, Ancha o Flores de Negrón. Lo cotidiano, a veces, nos deja estampas verdaderamente sobrecogedoras y con hondo sentido. Un vía crucis sencillo, con un cristo tan propio, tan lucentino cuya hermandad celebra sus 350 años de vida.
Lucena ya ha escuchado los primeros sones del tambor llamando al miserere, ya está viviendo sus primeros vía crucis y la cuenta no ha hecho nada más que empezar.
Una galería de @gitanitofotografia @gitanitophoto para Videoluc TV.