A las ocho de una calurosa tarde de finales de abril y a los hombros de la cuadrilla, vestida con chaqueta y corbata, que mandaba Francisco Almagro, la Virgen de Araceli salía a un Llanete de Santiago que explotaba en fervores hacía la Madre Dulce y Buena.
El terno nupcial, el argénteo templete de romería, la tenue sonrisa dibujada en la cara de la Madre, la dulzura en la cara del Divino Infante, las flores derramadas en los balcones, las miradas absortas, los fandangos de Lucena en la voz de “Carapapa”, los balcones engalanados, el colegio Barahona de Soto explotando en colores de flor y papel hacia la Virgen.
El adorno floral que constaba, entre otras flores, de calas blancas, alhelíes blancos, alhelíes rosas, clavellina blanca, lisiantum amarillo, formaban un jardín florido para la flor de las flores, todo salpicado de esos pétalos que cayeron desde los balcones del barrio de Santiago.
Un trabajo para Videoluc TV.
Texto y fotografías: @gitanitophoto @gitanitofotografia.
Una maravilla de fotos