El día amanecía presagiando fiesta grande, la mañana se veía diferente, algo ya se palpaba en al ambiente, no era un domingo más, no era un domingo soleado de abril, un domingo ya abierto en plenitud a la primavera, esa primavera que tantos sinsabores nos dejó unas semanas atrás.
Pareciera que todo explotara en luz, color, flor, esperanza, vida y alegría. Los verdes de la montaña sagrada de Aras, los rojos de las amapolas, los amarillos de las margaritas, los morados, casi malvas de las jaras, el romero, el azul del cielo salpicado del blanco impoluto en las nubes. Todo, todo explotaba a la vida, la resurrección de la primavera según Lucena porque, ya en las primeras horas de la tarde, a las tres, Ella, la gran Reina de Lucena como gran dama con sombrero cuajado de flores, espigas en sus manos y el cetro de los panaderos, aquel que le regalaran los trabajadores del gremio de la harina, salía a la luz de abril para cuajar de vida al campo andaluz de la cual Ella es única Reina y Patrona.
Primera parte de la galería de bajada de María Santísima de Araceli a Lucena en romería. Un trabajo de @gitanitofotografia @gitanitophoto para Videoluc TV.
