La familia González Palma deposita en la Real Academia de Córdoba más de 3.000 libros

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Gran parte de la biblioteca privada del decano honorario del Colegio de Abogados de Lucena ha sido donada, con ejemplares de literatura, derecho, ciencias, religión o tauromaquia

 

El grueso de la biblioteca privada de Manuel González Aguilar, decano honorario del Colegio de Abogados de Lucena, ha sido donado a la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Los hermanos González Palma, como herederos de los fondos bibliográficos de su padre, acordaron, unánimemente, entregar a esta ilustre institución más de 3.000 ejemplares catalogados en diversas materias, como literatura, derecho, ciencias, medicina, historia, religión o tauromaquia.

El salón de columnas del edificio Pedro López de Alba, en la calle Alfonso XIII, sede del consejo social de la Universidad de Córdoba, escenificaba ayer tarde la formalización del depósito de los volúmenes, en presencia del presidente de la Real Academia, Bartolomé Valle Buenestado.

Los libros otorgados, considerados por sus propietarios como “una joya”, datan desde 1685, final del siglo XVII, en adelante. La calidad y excepcionalidad de las ilustraciones y encuadernaciones singularizan el histórico material entregado. Entre las obras aportadas, y que permanecen, provisionalmente, en el Campus de Rabanales, sobresalen una Sagrada Biblia –en cuatro tomos-, El Quijote, dividido en dos tomos-; y la Revista Iberoamericana.

Tres clasificaciones temporales

Técnicos expertos, y que han trabajado en este encargo durante meses, han establecido tres clasificaciones, atendiendo a los períodos temporales. El fondo antiguo abarca desde 1685 hasta 1830. Una siguiente etapa, denominada histórica, concluye en 1930; y el apartado actual termina en las décadas recientes.

En representación de los siete hermanos, Juan González Palma, igualmente decano honorario del Colegio de Abogados de Lucena, justificó la decisión adoptada por la familia, aparte de la edad de los hermanos y la exigencia de un espacio físico idóneo y suficientemente amplio, en la voluntad de conferir “una seguridad de tratamiento y conservación” a la biblioteca de González Aguilar y cumplir “una función social”, con estos miles de libros, “desde la difusión del saber en todos los ámbitos y facetas”, facilitando, en consecuencia, “la utilidad para la investigación y la historia”. 

Hace años existieron contactos entre la familia González Palma y el Ayuntamiento de Lucena con el objeto de que la administración local se convirtiera en donataria de estos fondos. El Consistorio adujo escasez de espacio para aceptar el ofrecimiento. 

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