Primer viernes de cuaresma, portadoras, Cristo que cae tras la flagelación para recoger su túnica tras el castigo infame. Las puertas de San Mateo se abren, tambores lejanos se van acercando, vienen de anunciar el miserere del Señor como cada viernes de cuaresma, la cruz de guía espera y tras el atronador son, el recogimiento.
El humilde Humillado recorre cadenciosamente las calles de Lucena pasando ante la torre Antonia de Lucena, la fortaleza del Moral, que lo transporta a las calles de Jerusalén, al patio del Pretorio, cuando, enfilando estrechas callejuelas de la Jerusalén lucentina entra entre los muros de la que dicen fue antigua sinagoga de Lucena para saludar a una madre de Salud que lo espera, el encuentro de Jesús con su madre en la calle de la Amargura y, tras atravesar otro dédalo de calles estrechas vuelve de nuevo a su templo tras haber recorrido, que similitud, calles que le recordaron el entorno de su pasión y muerte.
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