Con la hora azul, el azul de su Inmaculada figura, entre azules tonos de su saya y de su palio estallaba en la calle.
Con la hora azul, la Inmaculada figura de la Inmaculada Araceli salía del cenobio franciscano de la Madre de Dios para volver a San Mateo no sin llenar antes de azules las calles del barrio franciscano.
Todo el azul del cielo en su saya, en su palio y en su pureza.
Araceli, azules y añiles, pureza serena.
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