Cuando Lucena se reencuentra consigo misma, con su esencia, su tradición más pura, con las caras que se ven de año en año vistiendo túnica morada y quemando la cera de Jesús.
Esa Lucena que no duerme la noche del Jueves al Viernes Santo y la que se despereza con las primeras horas de la mañana y la que llega, bien vestida, a las últimas horas de la mañana.
Todas esas son la misma Lucena, la de siempre, la que gira alrededor de Jesús, cada Viernes Santo, el de las Espigas. Un trabajo de @gitanitofotografia @gitanitophoto para Videoluc TV.