El Señor que oró, que lloró y que sudó sangre ante la agonía de la incertidumbre, del miedo, el más humano horror ante lo que estaba por venir, pero, como dice el lema de su hermandad y que de sus labios brotó…
NON MEA VOLUNTAS, SED TUA FIAT…No se haga mi voluntad sino la tuya y el caliz no pasó de Él, quedó con Él y lo bebió y asumió sufriendo muerte de cruz.
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