La Junta de Andalucía aprueba la segregación de la finca del yacimiento de Morana en Lucena

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La concejal delegada de Cultura del ayuntamiento de Lucena, Mamen Beato, ha dado a conocer que la Comisión Provincial de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía ha dado luz verde a la segregación de la finca donde se ubica el yacimiento ibero-romano de Morana, sobre el cual el Ayuntamiento de Lucena mantiene el interés por la compra del enclave, algo que pretendía materializar el pasado año pero que la pandemia frenó. El alcalde, Juan Pérez, ha señalado que «tras este visto bueno para la segregación, el Ayuntamiento, que ya preveía esta inversión para afrontarla en los ejercicios del 2023 y 2024, se dispone a estudiar el adelanto de fondos con cargo a estas anualidades para afrontar la compra si fuese posible este año».

Para evaluar la inversión, el ayuntamiento había solicitado una valoración externa de este enclave, que recibió en el mes noviembre del 2020, y que no quiso hacer pública para no entorpecer las negociaciones con la propiedad. El alcalde ha venido mostrando interés desde hace tiempo por la compra de los terrenos de Morana y en el 2017 los quiso adquirir con fondos provenientes de la compensación por la ocupación de la Autovía del Olivar. Entonces ya hubo un avance de valoración que rondaba los 200.000 euros para unos terrenos que ocupan alrededor de 15 hectáreas, de poco interés para el cultivo.

Los constantes expolios han estado poniendo en peligro el yacimiento, declarado el 6 de marzo del año 2000 Bien de Interés Cultural. En este tiempo se han producido cambios en la propiedad de estos terrenos, lo cual ha dificultado que fructifiquen las negociaciones, máxime cuando la ley obliga a la propiedad privada de este tipo de bienes culturales a custodiar, mantener y conservar.

Morana es un yacimiento arqueológico de enorme interés y uno de los más importantes de su tiempo en la zona sur de la provincia. Sin embargo, con el paso de los siglos, el pillaje y los expolios han dejado sus nefastas huellas en lo que en su momento fuera un recinto fortificado importante. Prueba de ello es que se tiene constancia de que en las laderas de Morana hubo un asentamiento humano en el siglo IX antes de Jesucristo. En este área había, junto al núcleo urbano de la época de los iberos, otra zona dedicada a necrópolis. El yacimiento de Morana se encuentra en un área apartada del término municipal de Lucena, camino de la aldea de Jauja y a escasa distancia del paraje natural de la Laguna Amarga. Desde hace siglos han sido numerosos los historiadores y amantes de la arqueología que se han venido interesando por un lugar que se ha conservado en buena medida debido a su lejanía de las carreteras. Sin embargo, ello no lo ha preservado totalmente de los expolios. Por ello son numerosas las personas que vienen demandando una mayor vigilancia, así como el vallado de las fincas.

 

 

 

Cerro fortificado

En la memoria de declaración BIC se destaca que el yacimiento arqueológico Laderas de Morana constituye un claro ejemplo de cerro fortificado ibérico (oppidum) tan característicos del valle del Genil en tiempos protohistóricos. Aunque no han quedado restos arquitectónicos de sus primeros pobladores, los restos cerámicos recogidos en superficie demuestran la ocupación del cerro desde época tartésica, continuada hasta, al menos, los últimos siglos de la dominación romana. Del período ibérico quedan restos de la muralla y de un baluarte defensivo. De época romana destacan las cisternas de opus caementicium y tal vez las tumbas hipogeas con dromos, cuya datación no ha sido claramente determinada. El yacimiento conserva restos constructivos importantes que hacen del mismo un lugar clave para el conocimiento del poblamiento antiguo de esta comarca cordobesa.

Presenta abundante material de épocas ibérica, romana y algunos y dispersos restos musulmanes. Entre los vestigios arquitectónicos más interesantes destaca una doble línea de muralla: la primera rodea la cima del monte, mientras que la segunda se localiza en la zona más accesible, la ladera sur. En este segundo recinto destaca una atalaya ibérica situada sobre una meseta de altura menor que avanza sobre el terreno circundante.