FILIAL 41 ( 2018 )
ADELANTE LA HERMANDAD DE LUCENA DE CÓRDOBA (2018)
La Carreta del Simpecao dispuesta desde la noche del viernes, las insignias, las banderas, las flores nuevas de la carreta.
Todo dispuesto, todo a punto porque a eso de media tarde, el sábado, la filial número 41 y número 1 de la diócesis de Córdoba emprende el caminito a su presentación. Desde la megafonía que se reparte por toda la Aldea se va oyendo: “La Hermandad de Lucena de Córdoba puede prepararse para su presentación” se repite como un rosario hasta que empieza a sonar la advertencia: “La caballería delante de la carreta y los peregrinos tras el Simpecado” y poco después se escucha: “Adelante la Hermandad de Lucena de Córdoba”.
Francis aviva a sus mulos, el bravo mulero almonteño que es todo corazón y emoción y, como un resorte, se sube la rampa de la ermita y se llega hasta debajo de la concha peregrina donde los estandartes de la Hermandad Matriz, cuales lábaros bizantinos, esperan erguidos. Se reza la salve y se desgranan los vivas, los abrazos se multiplican, las lágrimas afloran y los sentimientos son aún más puros, más reales porque por fin se alcanzó el destino soñado, lo que da sentido a la semana de camino, al calor, a la polvareda, al cansancio, a las aguas del Quema, a los siete escalones de los porches del cielo manriqueño. A los cantes, sí, a los cantes, porque cantando también se elevan las plegarias a la Virgen que con su media sonrisa desde la plata de su paso mira a su filial 41 y a todas sus filiales que llegan hasta su puerta esperando que, horas más tarde, Ella, devuelva esa visita, esa visita breve que se antoja un suspiro y una eternidad a la vez.
Pero, como en un suspiro, ya se aleja la carreta por la Marisma rumbo a la Calle Bellavista para poquito a poco regresar a la Calle de la Cigüeña soñando con una mañana de Lunes, soñando con esa breve pero a la vez eterna visita, soñando con el instante mágico de un nuevo Lunes del Rocío, de un nuevo Pentecostés Rociero.