Todo vuelve a su sitio, el simpecado fundacional, tras la misa de acción de gracias en la capilla de las Felipeneses, sede de la Hermandad de Nazarenos del Sagrado Encuentro y con la cual la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío mantiene un estrechísimo lazo de unión y hermanamiento, partió en solemne rosario público el simpecado blanco y oro de la filial lucentina.
Durante todo el recorrido, que lo llevó por recoletas calles del entorno judeoconverso antiguo de la ciudad, Zamora, Juan Rico, Vera Cruz… las antorchas dieron luz y color de rosario de Pentecostés al cortejo del sencillo pero elegantísimo simpecado antiguo de la Hemandad de Lucena. Los sones del tamboril, las avemarías derramadas, la luz, el fuego, el calor, envolvieron en todo momento la sencilla comitiva y, no por ello, menos hermosa y bella.
Tras llegar al Carmen, el simpecado, fue entronizado en su capilla, se echó el telón y el actual simpecado de la Hermandad, el rojo y oro, tan especial para este que les habla, fue puesto delante pero, el presidente de la filial lucentina anunció, para alegría de todos, que el simpecado antiguo tendría lugar de privilegio, como corresponde a tan venerable enseña y tan amanda en esta querida Hermandad, pues será expuesto en lugar visible junto al simpecado actual de la Hermandad. Tras el rezo de la salve, los vivas emocionados de Emilio junto a su hermano José, que se fundieron en un emotivo abrazo, todo volvió a su sitio, pero esto no acaba aquí, la Hermandad de Lucena sigue inmersa en su L Aniversario fundacional y vendrán actos de cultuales y culturales que, a buen seguro, serán de la sencillez y elegancia que caracterizan a esta Hermandad que, cada día, es más y más grande en nuestra ciudad y en las arenas la Aldea.